de Amador y Juan Andrés, hermanos.
Pero sé que sus hijos hoy la miran
con los ojos del corazón abiertos.
Seguirán mellizos la sentida
y suave luz de la mañana en ellos.
El cielo donde aún la estrella brilla
será del descanso y su memoria el velo.
Seguirán despiertos, libres de la ira,
porque vuelve a brillar de tarde la estrellita
que nunca más se apaga en ningún suelo.
Seguirán con nosotros, los tendremos
de nuevo en esta aula y su venida
será cuando de nuevo celebremos
y por primera vez entendamos algo
que del todo jamás entenderemos.
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